Psicólogos trastornos de la alimentación

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Muchas veces nos vemos desbordados por nuestro día a día. El estrés, el aburrimiento o la tristeza, pueden invadirnos y creer que la comida puede llegar a mejorar ese estado, pero seguro que has comprobado que esto no es cierto.

Intentar llenar un vacío emocional por medio de la comida, no es más que alimentación emocional, que parchea lo que verdaderamente te está ocurriendo. El antídoto ante un problema emocional, nunca podrá ser la comida. 

Esto es algo muy común y natural, pero según con la frecuencia y connotación emocional con la que lo lleves a cabo, puede repercutir en tu bienestar físico y mental.

Quizás algo de esto te suene:

“He realizado muchas dietas a lo largo de mi vida con resultados insatisfactorios y no sé el por qué no funcionan”
“Sé lo que tengo que comer, lo que es bueno para mí, pero, al final no lo hago”
“No puedo controlar la comida, ella me controla a mí”
“Llega la noche y devoro”
“Solo pienso en comer, y de no llevarlo a cabo me provoca mucha ansiedad”
“Mi autoestima está por los suelos y comer es mi único aliciente”
“Nunca acabo las dietas y me desmotivo fácilmente”

¿Qué significa tener una relación complicada con la comida?

Tener una relación complicada con la comida implica tener actitudes, pensamientos y comportamientos negativos o disfuncionales en torno a la alimentación. Esto puede manifestarse de diferentes maneras (como la restricción o comer compulsivamente) y puede ser influenciado por factores emocionales, sociales, culturales y psicológicos.

Señales que podrían indicar este tipo de relación con la comida

  • Ayuno o restricción alimentaria
  • Episodios frecuentes de atracones con o sin conductas compensatorias
  • Sentimiento de ansiedad antes, durante o después de las comidas
  • Culpa asociada a la elección de alimentos o a la cantidad de comida consumida
  • Tendencia a adoptar patrones alimentarios rígidos
  • Uso de comida como gestión emocional

¿Qué son los TCA?

Son trastornos que se caracterizan por expresar a través de conductas relacionadas con la alimentación y la imagen corporal, problemas emocionales que la persona que los padece puede o no ser consciente.

Anorexia Nerviosa

Las características principales de este trastorno son un peso corporal bajo y la presencia de una preocupación y temor intenso a aumentar de peso.

Además en aquellas personas que padecen dicha problemática tienen una imagen corporal bastante distorsionada, que hace que la persona no sea consciente de que su peso es demasiado bajo o incluso dañino para su salud. 

Dan un gran valor al peso y a la imagen corporal, la delgadez es lo más importante y la consiguen a través de la restricción de la cantidad de comida que ingieren y controlando de manera obsesiva el consumo de calorías que ingieren.

Además para aumentar el control utilizan diferentes estrategias de purga como vómitos, laxantes, suplementos dietéticos, diuréticos o enemas, y también de la realización de una actividad física muy intensa.

Bulimia Nerviosa

Este trastorno se caracteriza por la presencia de episodios recurrentes de atracones acompañados normalmente por acciones compensatorias como vómitos o usar laxantes, suplementos para bajar de peso, diuréticas o enemas para tratar de deshacerse de las calorías adicionales de forma no saludable o por otro lado pueden hacer grandes ayunos o hacer ejercicio de forma excesiva. 

También es muy común la presencia de preocupación por el peso o la forma corporal y puede que exista una parte muy crítica que juzga lo que entiende como “defectos” relacionados muchas veces con la imagen corporal

Trastorno por atracón

Este tipo de trastorno de alimentación se caracteriza por la presencia de atracones en los que se consumen unas cantidades extraordinariamente grandes de alimentos y con la sensación de incapacidad para poder parar de comer.

Ligados a estos atracones aparecen comúnmente sensaciones de culpa o de vergüenza con promesas de que vas a dejar de hacerlo pero es una compulsión tan fuerte que no se pueden resistir la necesidad y continúan comiendo en exceso. 

A diferencia del caso de padecer un trastorno de bulimia nerviosa, en el trastorno por atracón no hay comportamientos de compensación o purga y se suele volver a la alimentación habitual. Además si en ese momento la persona está realizando una dieta restrictiva corre el riesgo de que se provoque la aparición de un mayor número de atracones.

Trastorno del Comportamiento Alimentario No especificado

El Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado (TCANE) es  aquel que no cumple todos los criterios necesarios para poder ser diagnosticado como una Anorexia Nerviosa (AN), una Bulimia Nerviosa (BN) o un Trastorno por Atracón (TA). Un ejemplo sería el caso de una persona que presenta una clínica compatible con una BN o un TA pero la frecuencia de sus atracones es menor de una vez por semana, o cuando la sintomatología que presenta es propia de una AN pero su peso no es significativamente bajo.

Es habitual que encontremos éste tipo de diagnóstico cuando se ha podido realizar una detección precoz, no habiéndose configurado un cuadro completo o existe una remisión parcial de los síntomas en el momento de la evaluación.

Actualmente  los TCANE son los Trastornos de Alimentación más prevalentes en la población y los que llegan con más frecuencia  a tratamiento. Es importante señalar, que a pesar de ser cuadros incompletos, ello no significa que sean menos graves o interfieran menos en la calidad de vida de la persona que los padece, por lo tanto es importante tratarlos.

Trastorno por evitación o Restricción de la ingesta de alimentos

Este trastorno se caracteriza por ingerir muy poca cantidad de alimento y/o evitar la ingesta de ciertos alimentos.

No tiene relación con una imagen corporal distorsionada como en la anorexia, ni con una preocupación por la imagen corporal como ocurre en la bulimia.

En este caso el evitar alimentarse tiene que ver con características particulares del alimento como color, textura, aroma o sabor o bien con la aparición de consecuencias por el hecho de comer como el poder atragantarse, pero en ningún caso tiene relación con la preocupación por subir de peso. 
 
Además es un trastorno que normalmente empieza a desarrollarse en la infancia y puede confundirse con la forma caprichosa de comer de algunos niños.

La diferencia es que aunque algunos niños puedan dejar de comer ciertos alimentos por color, consistencia y olor tienen un apetito normal e ingieren una cantidad de comida normal que les permite desarrollarse normalmente.

En cambio cuando hablamos de un trastorno evitativo pueden darse problemas de desarrollo en los niños debido a las carencias nutricionales. 

Pica

Las personas con pica comen regularmente cosas que no son alimentos (como papel, barro, suciedad o cabello). En niños menores de 2 años, este comportamiento se considera dentro del desarrollo normal.

Los niños jovenes frecuentemente se ponen todo tipo de cosas en la boca y a veces se las comen. La pica puede también ocurrir durante el embarazo. En algunas partes del planeta, comer cosas que no son alimentos forma parte de una tradición cultural, en forma de medicina popular, ritos religiosos o práctica común.

Por lo general, lo que comen las personas con pica no les hace daño. Sin embargo, a veces lo que comen les causa complicaciones, como estreñimiento, obstrucción del tubo digestivo, envenenamiento por plomo por comer virutas de pintura, o una infección parasitaria por comer heces.

La pica por sí misma rara vez altera el funcionamiento social, pero a menudo se produce en personas con otros trastornos mentales que sí repercuten en este. Estos trastornos son el autismo, la discapacidad intelectual y la esquizofrenia.

Trastorno especificado que no cumple todos los criterios

Trastorno por rumiación

Las personas con este trastorno regurgitan en repetidas ocasiones la comida después de comer, por lo general todos los días. No tienen náuseas y no tienen arcadas involuntariamente.

Pueden volver a masticar el alimento regurgitado y luego escupirlo o tragarlo de nuevo. El trastorno por rumiación puede ocurrir en lactantes, niños, adolescentes o adultos.

A diferencia de los vómitos, que son involuntarios y por lo general están provocados por un trastorno, la regurgitación no es contundente y puede ser voluntaria. Sin embargo, la persona puede referir que no puede dejar de hacerlo.

Algunas personas son conscientes de que este comportamiento es socialmente inaceptable y tratan de disimularlo, tapándose la boca con la mano o tosiendo a la vez. Algunos evitan comer con otras personas y no comen antes de realizar una actividad social o laboral, por lo que no regurgitan en público.

Algunas personas limitan la cantidad de alimento que ingieren. Las personas que escupen el material regurgitado o que limitan en gran medida la cantidad de alimento que ingieren pueden perder peso o desarrollar deficiencias nutricionales.

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