La importancia de la respiración y de la relajación
En la sociedad actual, las personas nos hemos mal acostumbrado a vivir con prisas, corriendo de acá para allá, intentando llegar a todo e ignorando la capacidad de vivir centradas en el momento presente. Vivimos sobre estimuladas y acumulando tensiones, olvidando que aunque éstas forman parte de la vida, es necesario cuidar y mantener nuestro equilibrio, y esto lo conseguimos si le damos el espacio necesario al descanso y la relajación.
Además, solemos cargar con una mochila emocional, repleta de emociones no integradas, de experiencias, vivencias, incluso traumas, que no hemos podido/sabido digerir. Y todo esto también lo refleja nuestro cuerpo, en sus tensiones, contracturas, bloqueos, dolores…
Es obvio que la respiración es un elemento clave de vida y muerte, sin respirar apenas sobreviviríamos unos minutos. Es un mecanismo de regulación de los sistemas del cuerpo humano. Respirar bien o mal contribuye a gozar de buena salud o a enfermar. Este es un saber de sobra conocido en Oriente, por ejemplo en el camino del yoga, la meditación y otras prácticas en las que la respiración es clave en la unión mente/cuerpo.
La respiración está conectada con los sentimientos. Mientras la respiración sea completa y profunda no habrá bloqueos al flujo de sentimientos. Es precisamente la incapacidad de respirar naturalmente la que se convierte en el principal obstáculo para la recuperación de la salud emocional. También funciona a la inversa: reprimir los sentimientos inhibe la respiración. (A. Lowen)
De todo ello, podemos deducir la importancia de respirar bien, que es lo mismo que decir liberar nuestra respiración y realizarla lo más completa posible.
Según Harvey, existen cinco niveles de tensión: muscular, interna o autónoma, emocional, mental y espiritual y para cada uno de ellos resultarán más adecuadas unas técnicas de relajación u otras.
Relajar significa aflojar, soltar, descansar. La relajación supone liberar las tensiones en cualquiera de los cinco niveles mencionados y así recuperar nuestra energía vital, lo que conlleva una sensación de renovación, revitalización y mejora para enfrentarse a las condiciones de la vida.
Pero la relajación es mucho más que la ausencia de tensión, lo podemos considerar un camino de autoconocimiento, que permite alcanzar estados de paz interior, sosiego, sabiduría y amplitud de conciencia.
La relajación devuelve a la persona el sentido de plenitud y de bienestar, liberando la creatividad y desbloqueando su desarrollo personal.
Podemos decir que tanto la respiración como la relajación son recursos de autoayuda que nos van a permitir aflojar tensiones, reconectarnos, tomar consciencia de cómo está nuestro vivir, habitar nuestro cuerpo desde una sensación de presencia, y recuperar el equilibrio y calma reparadores.
Violeta R. Bañuls Gómez. Psicóloga Sanitaria. Colegiada Nº: CV 06133
Bibliografía