El duelo en los niños: cómo acompañarlos con amor y claridad

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El duelo es un proceso natural ante una pérdida significativa, y aunque a menudo se asocia con los adultos, los niños también lo viven de forma intensa. Ellos sienten, piensan y se preguntan, aunque muchas veces no puedan expresarlo con palabras claras.

Por eso, es fundamental acompañarlos desde la empatía, la honestidad y el amor.

¿Cómo viven el duelo los niños?

La forma en que un niño experimenta el duelo depende de su edad, su nivel de comprensión y su entorno afectivo. Pueden mostrar tristeza, enojo, confusión, miedo o incluso aparentar que «no les afecta».

Estas reacciones son normales. A veces juegan o hacen preguntas inesperadas; otras veces, retoman conductas que ya habían superado, como mojar la cama o tener miedo a la oscuridad.

Es importante entender que el duelo no se vive en línea recta. Los niños pueden ir y venir entre la tristeza y la alegría, y eso también es parte de su forma de procesar.

Consejos para acompañar a un niño en duelo

Habla con sinceridad, adaptando el lenguaje a su edad.

No es necesario dar explicaciones complicadas, pero sí evitar eufemismos como «se fue de viaje» o
«está dormido», que pueden generar más confusión o ansiedad.

Permite que expresen sus emociones.

Escúchalos sin juzgar, valida lo que sienten y hazles saber que está bien estar tristes, enojados o confundidos.

Responde a sus preguntas con calma y claridad.

Si no sabes qué decir, es válido reconocerlo. Puedes decir: «No tengo todas las respuestas, pero estoy
aquí para ti.»

Mantén rutinas estables.

La estructura y la previsibilidad dan seguridad en medio del caos emocional.

Inclúyelos en los rituales de despedida.

Si lo desean, pueden participar en despedidas, escribir una carta, hacer un dibujo o crear un recuerdo especial.

Cuando buscar ayuda profesional

Si el niño muestra señales de malestar persistente como aislamiento, regresiones constantes, dificultad para dormir o cambios drásticos en el comportamiento, puede ser útil consultar con un psicólogo infantil.

A veces, una guía externa ayuda a poner palabras donde solo hay emociones difíciles.

Acompañar a un niño en duelo es una forma profunda de amor. No se trata de tener todas las respuestas, sino de estar presentes, disponibles y dispuestos a caminar a su lado, paso a paso.

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